Inquietudes

VIVIR CON PLENITUD

Rosi Ruiz Joaquín

Me encontré en el baúl de los recuerdos uno de mis artículos antiguos que escribí en un diario local en el año 1995, apenas algunos ayeres. Me llamó la atención que ésta columna va dirigida a la mujer de cincuenta años. En ese entonces yo veía muy lejano llegar a esa edad,  apenas tenía treinta y cinco (menos años de lo que tienen mis hijos ahora). Sin embargo, ya rebasé una década más. ¡De verdad que el tiempo pasa volando! Continúo leyendo mi viejo artículo que describe que habrá cambios en el organismo. Recuerdo que pensé que eso a mí no me sucedería jamás… me equivoqué, sí me sucedió. Y ha sido prueba superada por lo menos hasta hoy. Si me lo permites querido lector o querida lectora, voy a enunciar algunos párrafos especialmente dirigido a la mujer pero también como varón este tema te pudiera interesar en caso que tengas una esposa o pareja, pues te ayudaría para conocer una parte fundamental en la vida de la mujer.

La parte bella de llegar a los cincuenta es que puedes estar satisfecha contigo misma por tus logros y das espacio a un nuevo sueño. Que los cambios en tu vida ya no son tan radicales, como formar un matrimonio, la llegada de los hijos, nuevos amigos, cambios laborales o mudanzas. Prácticamente ya estás en una etapa más estable, entonces vienen cambios en tu interior. Comienzas a moderar tu ritmo de vida. Ya no te entregas al trabajo con largas jornadas porque ya los hijos son grandes y ayudan con los quehaceres de la casa. También cuentas con la capacidad de dar peso justo a las cosas y no dramatizas ante los problemas o dificultades. 

La parte complicada de esta edad es que comienzan a asomarse unas arruguitas en tu rostro que para evitarlas hay muchas soluciones, como estar en manos de un buen dermatólogo y por supuesto llevar una buena alimentación acompañado de un sueño reparador que también te ayuda mucho. La piel de nuestro cuerpo comienza a perder elasticidad y se afloja por la caída brusca de hormonas pero con una rutina de ejercicios se puede controlar y una buena crema hidratante, evita el alcohol y el cigarro. Ahora comienza los nuevos achaques de la menopausia con algunos disturbios fastidiosos pero nada graves como son los bochornos. Con la guía de un especialista se puede solucionar o por lo menos controlar. 

Más o menos en ésta etapa nuestros hijos abandonan el hogar ya sea por cuestiones de estudios, casamiento o independencia y es en este tiempo es cuando nos ataca el llamado Síndrome del nido vacío, porque aquí es donde viene lo bueno, pues el silencio de tu hogar es muy desolador, dejas de escuchar sus voces así como  la música que tanto les gusta. La mesa se reduce a menos, las horas se vuelven largas, vacías y aburridas, tu tiempo está sobrado, pero si sabes canalizarlo en forma positiva lo podrás superar. Por ejemplo, antes que esto suceda, si eres una persona que labora fuera de casa ya estás de gane pero si siempre te dedicaste al hogar te aconsejaría que antes que tus hijos partan encuentres una actividad que te satisfaga y te mantenga ocupada durante el día para que las horas sin ellos no se te haga más difícil. Si tienes esposo o pareja, invítalo a desarrollar algunas actividades diferentes o nuevas, él también sufre. Aunque ahora con la pandemia es algo difícil salir de casa, sí se puede integrar en las tareas del hogar. Pueden hacer juegos de mesa, ver películas o alguna serie. Aprender otro idioma, pintar cuadros, escuchar música, caminar juntos o hacer ejercicio, inventar platillos en la cocina o aprender repostería, escribir un libro o retomar algún viejo pasatiempo. Limpiar los armarios, renovar o reciclar tus muebles. En fin, dar vuelo a la creatividad. Con mi experiencia te puedo contar que mis hijos muchas veces se iban lejos y por alguna razón volvían a casa, por lo que el nido no queda tan vacío como suponemos. Hoy tengo a mis hijos cerca y dos hermosas nietas que tienen su espacio en nuestro hogar. La mesa se volvió a agrandar. Se escuchan nuevas voces y mi tiempo está ocupado. Mi nido se volvió a llenar, así que no vale la pena llorar porque todo es pasajero. 

En la parte física habrá algunos e inevitables estragos. Algunas mujeres comenzarán a tener molestias en las piernas por la mala circulación que con ejercicio y medicamentos se puede controlar. También el sistema óseo se debilita progresivamente. Dejamos de producir estrógeno  que contribuyen a conservar el tejido óseo que nos puede conducir a una osteoporosis. En este caso es muy recomendable el ajonjolí, dicen que es el cemento de los huesos. Se puede consumir en Hummus o tahini o hacerlo leche y tomar un vaso al día (remojas seis cucharadas de ajonjolí una noche antes, se licúa con cuatro tazas de agua, un chorrito de vainilla, una pizca de sal y endulzar con miel de agave, se cuela antes de beberla). Evita el azúcar. También como suplemento tomar calcio, comer jocoque, hacer algo de natación o caminata diaria.

En resumen, ¡Sé feliz! Que nada perturbe tu existencia. No la tenemos fácil pero si nos aplicamos puede ser prueba superada. 

Cambiando de tema. Ya estamos finalizando el primer trimestre de este nuevo año. Seguimos con tanta incertidumbre con la bendita pandemia. Nuestra vida ha cambiado, hay muchas cosas que ya no serán como antes. Estamos ante un reto muy fuerte que tenemos que superar toda la humanidad. Seguimos orando por los enfermos y llorando a los que ya se fueron. No perdamos la fe que de todo lo malo algo bueno debe suceder. 

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