Antologia de un personajeEspecial de Portadatop

Paloma Herrero

“Cancún siempre me ha dado de más”

¿Cómo te recibió Cancún?

Llegué en el verano de 1975.  Recién casada con el papá de Rodrigo, mi hijo mayor; de raíces yucatecas pero con toda una vida asentado en España, decidimos aventurarnos y comenzar nuestra vida de casados en Cancún, que apenas iniciaba y prometía un futuro distinto al de una ciudad de provincia típica como Mérida. Yo tenía desde niña una relación con el Caribe mexicano porque mis tíos tenían negocios de turismo en Cozumel, así que no me era desconocido el ambiente; amaba el mar, como hasta ahora. 

¿Qué recuerdos tienes de ese viejo Cancún?

Era un Cancún con muchas carencias en cuanto a comodidades de vida: casas pequeñas, pocos sitios donde adquirir víveres, pocos lugares de entretenimiento, como cines o restaurantes, escasos medios de comunicación con el resto del mundo, pero a cambio te regalaba una vida tranquila, una convivencia con los vecinos y habitantes que se convirtieron en mi nueva familia, un mundo de oportunidades de trabajo, y todo ello en un lugar bellísimo con un mar de ensueño…

¿Cómo ves hoy esta ciudad?

Sigo enamorada de su belleza natural y no dejo de asombrarme cómo en tan pocos años se ha convertido en una ciudad que sigue brindando infinidad de oportunidades a quienes estén dispuestos a trabajar fuerte adaptándose a los retos.

¿Qué te gustaría hacer por Cancún?

Sin duda mi prioridad sería tomar al toro por los cuernos y organizar un eficiente servicio de transporte público. Cancún y los cancunenses estamos viviendo un caos en ese aspecto y mucho de ello por no lastimar intereses y compromisos creados por las autoridades y los concesionarios. El esfuerzo, trabajo, calidad de vida y salud física y mental de los que aquí vivimos se pone a diario en riesgo mientras este asunto no se resuelva.

¿Cómo ves a Cancún en unos años?

Cancún es un hijo con infinidad de talentos, y su principal activo será para mí siempre la multiculturalidad de sus habitantes. Sin duda a este hijo el traje ya se le ve “gastado por el uso” y por ello requiere de una renovación en todo. Hay que cuidarlo y consolidarlo antes de pensar en que siga creciendo.

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