Antologia de un personaje

Ella es: Elena Villarreal

Antología de un personaje

Por Esteban Torres

Para quienes elegimos por vocación plasmar gráfica y fotográficamente el acontecer social de un destino turístico tan importante como Cancún, resulta fascinante conocer de cerca a los protagonistas de su historia, gente que llegó a esta tierra fecunda en donde sembró sus sueños, regándolos con optimismo y asimismo los ha visto florecer, a veces con muchas dificultades, pero no hay montaña tan alta cuya cima no se pueda escalar y desde la que llegado el momento, se saborea el escarpado ascenso al éxito.

Una dama que a lo largo de casi cinco décadas ha dejado a su paso una ola de admiración, cariño y respeto es definitivamente Elena Villareal Carrillo, de quien me puedo considerar su amigo al estar presente en momentos cruciales tanto de su vida profesional como personal, de los que he plasmado un testimonio periodístico en los diferentes medios para los que en su momento he colaborado.

Dueña de un cariñoso magnetismo, Elena es la abeja reina de un gran panal, la estrella más brillante del fondo del mar, cualquier comparativo se queda corto y todos son bien merecidos, y a todos ellos agradece con una sonrisa o una frase que la haga recordar como aquella que escribió en su libro Perfume. Pasión y seducción: “El perfume en la botella evoca, pero en una mujer, provoca”. 

Originaria de San Luis Potosí, Elena tiene muy firme una vivencia en su infancia que con los años cimentó una parte de su personalidad…

“No puedo olvidar el encanto que sentía al entrar a la tienda departamental de mi abuelo paterno en San Luis Potosí. Se llamaba El Triunfo, por eso acepté a los 17 años mi primer trabajo en una tienda departamental de lujo, Julius Garfinckle, en Washington. Allí emergió mi vocación: ser compradora y promotora de artículos de refinada calidad”, comentó alguna vez.

Siguiendo el curso de su vida, Elena llegó a Quintana Roo buscando un sueño, dejando atrás su estado natal y donde la convicción echó raíces. 

“Los vientos del amor me trajeron al sureste de México con el sueño de abrir una tienda, ingenua de lo que eso implicaba en un país donde nunca había vivido (de adulta) y donde todo era diferente: el idioma, la cultura, la moneda, las costumbres, el clima etc. La decisión de echar raíces fue a partir de que abrimos la primera Ultrafemme en Chetumal el 13 de diciembre de 1975.  Este año cumplimos 45 años”, afirma con un gesto de admiración y gusto a la vez.

“Quintana Roo era considerado Zona Libre y empezamos a comercializar artículos de lujo, perfumes, cosméticos, relojes, ropa interior y de caballero.  Me encantaba viajar y descubrir productos nuevos para vender en la tienda”, y así nació la mujer empresaria a la que se le olvidó tener más hijos además de Pepe, la luz de sus ojos.

Como hermana mayor de una familia de cinco hermanos, su ejemplo es contundente, pero su fortaleza es aún mayor, la cual quedó demostrada al superar el doloroso tratamiento de cáncer que le dio nueva vida e hizo suya esa causa apoyando a todas las mujeres afectadas por este mal, abanderando un mensaje de optimismo y esperanza. En uno de esos momentos de charla, comentamos también lo difícil que es ver crecer a los padres y los bellos momentos que encontramos para hurgar en el baúl de sus recuerdos, en ese sentido Elena le preguntó a su madre ¿qué habría hecho de su vida si hubiera tenido la oportunidad de hacer algo que haya dejado pendiente o sacrificado para tener el presente que tiene hoy? Y doña Elena le respondió que habría hecho lo mismo, cuidar y criar a sus hijos, quizá con más amor. Y eso mismo se lo preguntamos ahora a ella…

“Me hubiera gustado terminar una carrera en comercio pero me casé y en Chetumal no se podía.  Tuve que aprender mucho en la universidad de la vida, pero no me quejo porque siento que tengo un diplomado en resultados”, y en efecto, su legado en número de boutiques, variedad de marcas y las múltiples entrevistas que ha concedido en donde ha compartido su experiencia de vida, hablan por sí mismas.

Apasionada de su trabajo, también de la música, así como del color morado porque es el color de la transmutación y de la realeza, Elena es una mujer comprometida con las metas que ella misma se impone y actualmente desde el aislamiento social, ha hecho suya una frase que desea cristalizar en lo personal y lo profesional también: “No permitas que una buena crisis se desperdicie”, Winston Churchill, para renacer cuál ave fénix.

Invitada alguna vez al Foro “Mujeres Poderosas” que organizó la revista Forbes, Elena hizo gala de su inteligencia y elegancia al referirse a su trayectoria, enfatizando el empoderamiento de la mujer, siendo esta la fuerza más importante en su equipo en todos estos años.

“Ser admirada es una satisfacción muy grata pero eso viene por añadidura. Amo lo que hago y lo hago con cariño, es un placer servir a mis clientes y crear equipos de profesionales. La satisfacción de crear líderes y capacitar personal es el mejor premio de mi trabajo. Trato a la gente como me gusta que me traten a mí. Exijo lo mismo que me exijo a mí misma y enseño con el ejemplo”, afirmó, y en ese momento vienen a mi mente un par de cuentos que escribí a propósito del lanzamiento de su línea de fragancias Sea Jewels durante el Festival de Verano: en uno ella era Elena la Estrella del Mar y en otro Elena de Troya, empatando su vida con la cronología de la hija de Zeus. La nota que recibí de agradecimiento venía dentro del estuche de un fino bolígrafo y decía: “Para que nunca dejes de escribir historias tan maravillosas. Gracias. Elena”.

En un mundo donde inundan las imágenes y se crean mitos alrededor de cada personalidad, nos preguntamos ¿Qué es lo que más le gusta de ser Elena?

“Lo que más me gusta de ser Elena es el placer de dar de mí misma.  Me considero una persona incondicional, buen líder y soy empatía con mis colaboradores”, pero a ello le agregamos la autenticidad de ser como es, es decir, Elena ha dejado a un lado la presión de las apariencias y el primer paso ha sido aceptar su madurez con el color natural de su cabello que le sienta mejor que a Meryl Steep en The Devil wears Prada.

Sin pensar mucho en el futuro, nos preguntamos cómo le gustaría que fuera recordado su paso por la historia… A través de una fundación, un libro…

“Represento una industria de lujo y belleza y eso me hace responsable en corresponder a mis marcas con elegancia y estilo. Si la gente capta esto estoy feliz. Soy generosa y agradezco todo lo que tengo. Compartir es otra de mis virtudes. Me gustaría ser recordada por mi ejemplo. Si con el tiempo me animó escribiría un libro de mi camino al éxito. Son muchos años de trabajo para no compartir lo que cuesta llegar a la cima”.

Cual sea su decisión, seguiremos anexando más capítulos a la historia de su vida, próxima a iniciar el séptimo volumen que sin duda será una gran aventura.

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