Página 17 - Proyecto Brújula - Jueves 21 - Época 5 - #294

L
levan
AR
oma
en la Capilla Sixtina del Vaticano a las
5:00
p.m. a elegir al Papa. Por supuesto
que ese día no podían elegirlo pues
nosotros aún no llegábamos, y claro
que teníamos que estar ahí cuando lo
eligieran. Esa tarde, la chimenea en lo
más alto de la Capilla donde sesionaba
el Conclave despedía humo negro a las
7:00
p.m. en señal de que aún no había
Papa.
Lamañana fría y lluviosa del miér-
coles 13 demarzo del 2013 era como
cualquier otra en Roma en cuanto al
tráfico, y a pesar de que ya el tráfico
en Cancún no es algo para subestimar,
el congestionamiento del tráfico nos
hacía valorar que aún vivimos en un
paraíso. Eran las 10:30 de lamañana y
apenas estábamos llegando al hotel. A
esa hora ya estaba reunido de nuevo
el Cónclave, pero la fumata era hasta
las 13:00, por lo que tendríamos tiempo
de llegar a dejar el equipaje, darnos un
baño y correr a la Plaza de San Pedro
antes de eso. Mi único temor en ese
momento era que, sabiendo que Roma
estaba lleno, no hubiera cuarto dis-
ponible hasta la hora del check-in (que
era a las 15:00) pero cuando llegamos
–¡
oh, sorpresa!- nos informan que tenían
dos habitaciones ya resueltas y podía-
mos disponer en esemomento de ellas,
por lo que ni tarde ni perezosos subimos
a dejar el equipaje. Después de un
baño que cayó como agua bendita
sobre un cuerpo pecador, y de haber
satisfecho la obsesión de desempacar
y colgar la ropa para evitar que se
arrugue, salimos rumbo a la Plaza de
San Pedro una hora después de haber
entrado al hotel.
El tráfico no podía ser peor, caray; lo
que normalmente hubiera llevado 10
minutos se llevó 40, tiempo en el que
habrémiradomi reloj nomenos de 41
veces. Cincominutos antes de la 1:00
p.m. estábamos ahí, parados en el
centro de la Plaza de San Pedro, con la
mirada fija en esa chimenea que a la
1:00
p.m. puntualmente habría de sacar
el tan esperado humo, mucho humo,
peromás negro que ese que despiden
los Chevrolet 57 que en abundancia
circulan en La Habana. La siguiente
fumata era hasta la noche, por lo que
el Padre Chavarríame llevó a recorrer la
Basílica de San Pedro a que rezáramos
para agradecer al Señor y pedirle al
Espíritu Santo iluminara a los carde-
nales en su votación de esa tarde.
Después de comer algo en un
restaurante a una cuantas cuadras
del museo del Vaticano, y usando
ya la reserva de energía, contando
ovejitas con los ojos abiertos, nos
fuimos al hotel a descansar y dormir
un poco, pues no había ya forma
demantenernos despiertos. Fue el
bendito despertador, que en ese
momento no paraba demaldecir,
el único que pudo despertarme
a las 5:00 p.m., apenas una hora
después de haberme dormido.
Igual fue gracias a ese desperta-
dor quemedia hora después ya
estábamos en El Vaticano, junto
con otras miles y miles de personas,
esperando ver la fumata de las
7:00
p.m.
Dos cosas me tenían demal hu-
mor (ninguna de ellas el sueño ni el
cansancio, pues la adrenalina del
momento yame había hecho olvi-
dar ambas). Una era la lluvia, que
no paraba de caer y que además
no era ninguna sorpresa pues to-
dos, absolutamente todos los sitios
de clima que había checado pro-
nosticaban una lluvia persistente y
que ésta seguiría así por otros tres
días más. La otra queme traía de
mal humor eran los innumerables
paraguas que nome permitían ver
claramente ni la chimenea, ni las
pantallas, ni los balcones donde
se asomaría el nuevo Papa en
caso de que lo eligieran esamisma
tarde.
El clima no eramiserable, sino lo
que le sigue: lluvia pertinaz desde
lamañana y sin parar y aparte la
temperatura estaba en un dígito,
lo que para alguien que viene del
trópico es gran cosa. A pesar de
todo, la emoción de estar ahí era
algo indescriptible. Mientras es-
perábamos ocurrió algomuy raro
pero que a la vez era simbólico:
una gaviota blanca se posaba
en la chimenea que todos ob-
servábamos en espera de ver el
humo. La única gaviota que vola-
ba en los cielos del Vaticano (sigo
sin entender qué hacía una gavio-
ta en esemomento en los cielos de
Roma con ese clima tan miserable,
en lugar de emigrar a algún puerto
Mediterráneo) se posó a eso de las
6:00
p.m. en la chimenea y ahí per-
maneció. Por momentos volaba
sobre el techo de la Capilla Sixtina
en donde sesionaba el Cónclave,
pero siempre volvía a posarse sobre
la chimenea. Todos en la Plaza de
San Pedro estábamos asombrados
de esto y en las pantallas gigantes
de Panasonic, ubicadas en ambas
entradas laterales, semostraba un
clarísimo “close-up” de la chime-
nea y la gaviota blanca. El Padre
Chavarría fue el queme dijo:
Eduardo, hoy tendremos Papa...
w.proyectobrujula.com