U
N DÍA EN LA VIDA DE
…
6:00
horas.
Me levanto, preparo el desayuno de mis hijos y los
llevo a la escuela.
8:00
horas.
Me reúno con mis amigas para tomar café, eso es
algo que religiosamente no cambia.
10:00
horas.
Llego a mi oficina y me pongo a trabajar en un
nuevo proyecto, del que todos tendrán conocimiento porque
lo vamos a lanzar en grande.
14:00
horas.
Voy a recoger a mis hijos a la escuela. Comemos.
16:00
horas.
Revisamos la tarea y nos vamos a las respectivas
actividades vespertinas de mis hijos.
18:00
horas.
Regresamos a casa, vemos Tv en familia.
19:00
a 20:00 horas.
Me hago un paréntesis para leer. Actual-
mente estoy leyendo
Hoy caviar, mañana sardinas
…
20:00
a 22:00 horas.
Me escapo con mi marido al cine, si no es
que cenamos en casa todos juntos.
Actualmente estamos en temporada de ensayos del Carna-
val de Cruz Roja, lunes, miércoles y viernes. En breve comen-
zaremos con la planeación de la colecta.
Los jueves veo por las tardes a mis amigas de Playa del Car-
men.
Los sábados trabajo con un grupo que apoya a familias
que van al CRIT, eso es algo muy noble que me enorgullece
porque me siento útil para con la sociedad.
Cuando me sobra tiempo apoyo a mis amigas en cuestiones
de bienes raíces, promoviendo propiedades en las redes
sociales.
Y a dormir a las
23:00
horas
a más tardar porque mis días em-
piezan muy temprano. Ser mamá, esposa y empresaria tiene
sus consecuencias.
H
ay personas cuya presencia
salta a la vista, y una de ellas
es Cristina Martín del Campo,
una mujer comprometida con
muchas obras sociales, así como en las
actividades escolares de sus hijos, y aún
así le sobra tiempo para crear, combi-
nar ingredientes y seguir evolucionando
dentro del campo de la gastronomía,
literalmente “su mero mole” porque a
la hora de cocinar no conoce límites,
y en breve dará un giro a su profesión
con una sorpresa de la cual “no quiso
soltar la sopa”. Esta es una cucharada
de lo que la chispeante Cristina hace
en el transcurso de un día.
C
RISTINA
M
ARTÍN
DEL
C
AMPO
w.proyectobrujula.com
