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¿Qué te metió a la política?
Política siempre he sido. Desde niña fui líder; era
la presidenta de la Sociedad de Alumnos en mi
escuela, y lideraba a mis amigas, yo era la que
decidía hasta a qué cine íbamos. A los 15 mi
papá fue lanzado como diputado federal, y eso
abrió mi perspectiva. Cancún fue mi detonador
para hacer política. El ingeniero Mario Villanueva
me echó el ojo y gracias a él tuve oportunidad
de entrar.
Corría el rumor de su gran romance…
Bueno hubiera sido, pero nunca por respeto a
doña Isabel. Lo que llegamos a tener fue una
amistad muy especial. Es un hombre que a mí
me vio siempre con otros ojos, como a la mujer
que había que respetar. Hablo en serio, porque
me decía ´tú eres diferente´. Incluso si a lo mejor
algún día pude haber
hecho o ser beneficia-
da de algunos de sus
negocios, el ingeniero
nunca lo hubiera con-
siderado. Puedo decir
que a la fecha le sigo
teniendo el mismo cari-
ño, la misma admiración,
y nos tenemos el mismo
respeto. Creo que sólo
acabará cuando uno
de los dos muera. Él
sabe que tiene a la mis-
ma persona que dejó
y nos seguimos comuni-
cando.
¿Qué te inspira Mario
Villanueva?
Fuerza. Seguir luchando,
no importando las ba-
rreras; es un hombre que
inspira que la vida no
tiene límites…
¿Qué sabor tiene la
política?
A veces dulce, a veces salado, a veces agrio.
Creo que tiene todos los sabores.
¿Qué te haría ser una bulímica de la política
y el poder?
El poder mismo. La prueba está en que todo
aquel que llega hasta arriba y no está acos-
tumbrado a tener poder, enloquece. Y es culpa
y defecto de los humanos, porque somos no-
sotros los que endiosamos a los que tienen el
poder…
¿Cómo sobrevives a la intriga?
La elimino, no le hago caso. La resbalo por el
lado amargo.
¿Y al descrédito?
Hay un dicho muy sabio: que hablen mal o que
hablen bien, pero que hablen. Entonces mal o
bien nunca me ha molestado.
¿Por qué los hombres aman a las cabronas?
O, ¿los caballeros las prefieren brutas?
Opto por la primera. Aunque hay que des-
hojar esto. Curiosamente los hombres tienen
una debilidad, son dominados sin saberlo y
así son felices; pero ya que lo descubren
es cuando prefieren una brutita. Pero en el
fondo la mujer que les hace sufrir es a la que
más quieren…
¿Eres feminista?
No. Yo soy una defensora de las mujeres en cuanto
a sus derechos jurídicos. Y no soy feminista, porque
malinterpretamos el término, y la mujer perdió privi-
legios. ¿Ganar? Más trabajos: la de mujer, esposa,
profesional, pilar de la sociedad y proveedora.
¿Y al hombre? Ganar más conchudez.
Las mujeres podemos despedazarnos, pero
nunca nos haremos daño…
Yo diría que es al revés. Se hacen mucho daño
las mujeres…
Mujeres juntas, ¿sólo difuntas?
Tampoco hay que exagerar, la prueba está en
que cuando vas a tomar un café te vas con la
amiga… Yo pienso que es en bloque o en masa
cuando son peligrosas. O a veces también… no
invites muy seguido a tu amiga a tu casa con
tu esposo, porque ya no sabes si un día va a
acabar el esposo con la amiga.
AMMJE Capítulo… Margarita.
Un lapso de mi vida que traté de borrar. Inicié
con muchas ganas, fue un impulso bonito que
se le empezó a dar a la mujer empresaria. Lás-
tima que la mesa directiva nacional no fuese
en aquella época honesta. Si yo les recuerdo,
aquí se hizo la terminal del congreso internacio-
nal, y ellas me dejaron colgadas con todos los
cheques sin fondos. Con decir que estuve a pun-
to de perder hasta mi coche. Sin embargo, creo
que AMMJE como institución puede funcionar, lo
malo era quienes la dirigían en esa época…
Rigoberta Menchú…
Una mujer extraordinaria que impactó no sola-
mente al gobernador (Mario Villanueva), sino al
mesero y al lava platos del mismo Ritz Carlton.
Rigo es una mujer con mucha sensibilidad, muy in-
teligente, una mujer de superación demostrada,
que nos dejó un muy buen sabor de boca…
¿Cuántas margaritas has deshojado?
Muy pocas en mi vida; sólo dos. He sido muy se-
lectiva. Han sido más las veces que yo me he
deshojado.
¿Cómo te conquista Francia?
Yo creo que en el fondo ya lo traigo en la san-
gre. Yo tengo familia francesa de tatarabuelos.
Justifico con ello mi tendencia a lo francés: la gas-
tronomía, los perfumes, la ropa y los franceses.
¿Tu corazón está en manos de algún fran-
cés?
Tres veces. Mi primer amor a los 15 años, mi primer
marido y mi actual pareja sentimental, Richard.
Tu revolución francesa…
Marc… lo llevé hasta la guillotina….
¿Hay segundos y terceros aires?
Hay todos los aires. Y no me los clasifiques.
La maternidad…
Extraordinaria, pero hay que ser limitativa. Hay
que tener pocos y bien, que muchos y mal. Yo
decidí tener un hijo y me ha dado muchas satis-
facciones, debido a que justamente en la mater-
nidad dije: si vas a ser madre vas a ser la mejor, y
tengo un excelente hijo, David.
¿Qué te quita el sueño?
No tener dinero… Sentirme limitada económica-
mente.
Política siempre he sido. Desde
niña fui líder; yo era la que
decidía hasta a qué cine íbamos.
A los 15 mi papá fue lanzado
como diputado federal, y eso
abrió mi perspectiva. Cancún fue
mi detonador para hacer política.
El ingeniero Mario Villanueva me
echó el ojo y gracias a él tuve
oportunidad de entrar
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