El arte de ser

Vanessa Bush

Por Esteban Torres P.

“Llevo en la sangre la vocación de servicio, vivo para servir a la gente, para liderar un equipo y para apapachar a mis clientes como si fueran parte de mi familia”. 

– Dicen que no dejes para mañana lo que puedes comer hoy… 

Las oportunidades son como un tren, todos esperamos que lleguen sentados en la estación, pero si te distraes o te desesperas y te vas a comprar un algodón de azúcar, el tren se va y no vuelve más o bien, la vida es como una deliciosa sopa caliente, si no la disfrutas cuando llega a tu mesa recién servida, nunca te va saber igual”.

-Aquí se come como en casa pero sin lavar los platos. 

En mi restaurante todos te atendemos con el corazón, no me importa estar 12 o 14 horas trabajando, con tal de apapachar a mí clientela, sin importar cuántos platos se tengan que lavar”.

-Un estómago vacío es un mal consejero… 

Antes de tomar cualquier decisión en la vida debes estar bien comido, yo siempre he dicho que en la mesa se cierra un buen negocio, se hacen confesiones, se liman asperezas familiares; decía mi abuela que una buena comida viene acompañada siempre de algo positivo”.

-Al mal tiempo, buena comida… 

“Esto me recuerda la frase más icónica de la película de Forrest Gump: La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes cuál te va tocar, pero yo pienso que por más amarga que sea, hay que disfrutarla, incluso hay chocolates amargos…”

-Si un día sientes un vacío, come, es hambre… 

“Por algo decimos que las penas con pan son buenas. Los mexicanos y el mundo entero celebramos y olvidamos con comida, para todo tenemos un pretexto para hacer una buena comida, no hay celebración que no venga acompañada de un banquete, así que no hay que andar con el estómago vacío, siempre hay que celebrar y dar gracias”. 

-El amor es tan importante como la comida, pero no alimenta… 

“Te alimenta el alma y esa debe siempre bien nutrida, porque puedes estar triste, pero si te sirven un platillo que te recuerde tu infancia, revives; cuando estoy agotada o desanimada pido un caldo de gallina y eso me devuelve el alma al cuerpo, queda satisfecho mi vacío emocional, literal”. 

-Un platillo para compartir no es aquel que se basa en la cantidad, sino en la calidad…

“En la vida hay cosas que disfrutas más cuando las compartes. Muchas veces queremos que nuestra gente pruebe esas cosas deliciosas que nos encantan. En mi caso me gusta compartir un porcentaje de mis utilidades con los que más lo necesitan, es como llevar a su mesa algo sabroso que no está a su alcance. Es de bien nacidos ser agradecidos”. 

-Es importante lo que el cliente quiere comer, más no lo que el chef quiere cocinar… 

“Si en casa te decían ¡ahora te lo comes porque esto no es restaurante! Aquí te recibimos como si fuera tu casa y nos gusta complacer todos los caprichos a los clientes y el chef se tiene que aguantar. Lo mandamos llamar para que te haga lo que quieras probar”.

-La mejor red social es una mesa rodeada de las personas que más amas… 

“Hoy en día la gente ya no platica, hay quienes se comunican por puro teléfono y están comiendo a la vez, cuando lo que realmente deben hacer es convivir y aprovechar ese tiempo tan valioso e irrepetible que no vuelve más, es como un respiro, se va. O hay quienes se pierden de un buen corte como una costilla ahumada, un tomahawk o más picaña, por estar más pendientes de su cel que de la espada que les ofrezca su mesero”.

-La comida es como el buen sexo, siempre pides un poco más… 

“Así es, hasta llegas con tu tupperware para que te den hasta para llevar”.

-Tomar buenas decisiones con la comida son buenas decisiones…

“Eso es algo que yo les digo a los muchachos: los clientes tienen en sus manos y en su bolsillo el poder de decisión, pero si ellos nos han elegido a nosotros, tenemos la obligación de dar una atención de primera, que su experiencia culinaria sea muy buena”.

-Si acabas de llegar bienvenido y si ya te vas, vuelve pronto… 

“Recibir y despedir al cliente con una sonrisa es muy importante, me gusta ser agradecida con la gente porque gracias a ellos un restaurante funciona, por ellos soy restaurantera, reafirman mi vocación. La perfección únicamente la tiene Dios, lo que puedes alcanzar es la excelencia”.

EL MENU DE MI VIDA

-Primer tiempo: mi nieta Alessandra.

-Sopa favorita: mi trabajo.

-Plato fuerte: mi familia.

-Postre: llegar a mi casa agotada, pero con la satisfacción de saber que la gente salió contenta del restaurante.

-Algo para llevar: las sugerencias de la clientela para mejorar el día de mañana.

-Bebida: ni muy dulce, ni muy insípida. Es mi equipo de trabajo el que me refresca con sus ideas nuevas o me retroalimentan con las sugerencias que escuchan de la clientela.

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