
Por Esteban Torres P.
La historia de todo creador es a veces la de un cuento que comienza con aventuras, caminos inciertos, descalabros, decepciones, alegrías, pero sobre todo sorpresas porque cada paso es un reto encaminado para alcanzar un sueño, así ha sido el proceso de Solferino Native Dry Gin que tiene el sello Hecho en Quintana Roo, elaborada por el destilador argentino Christian Taraborrelli.
“Cuando me preguntan acerca de la historia de Solferino Native Dry Gin, y volteo a ver la botella, pienso en lo maravillosa que es la vida y las sorpresas que me ha dado porque de tener una vida estable, feliz, trabajando en una isla maravillosa como Holbox en mi propio restaurante y de repente perderlo todo por la pandemia y pensar qué harás ahora para sobrevivir, jamás imaginé que cuatro años después estaríamos brindando con un destilado que recientemente ha sido premiado con una Medalla de Oro en Londres, como la mejor ginebra de México, y muy pronto estará en otro concurso participando por ocupar un lugar entre los mejores del mundo”, comenta el autor y creador, Christian Taraborrelli.
El aislamiento le permitió estudiar el arte de la destilería, había tiempo suficiente para revisar tutoriales, libros, explorar en recetas, y también para crear fórmulas que se convertirían en primeras pruebas, a veces no tan gratas al paladar, comentó que tiró muchos litros hasta encontrar el trago que buscaba, pero nada se comparaba al trago más amargo que le había ofrecido La Vida para que lo acompañara con un cheiser de incertidumbre y un twist de ‘quién sabe qué pasará mañana´, que le había servido ´derecho´, ni siquiera en las rocas.
En algunas entrevistas Taraborrelli ha dicho que, como un profundo apasionado de la mixología y la coctelería desde los 17 años, tenía el paladar habituado a los sabores, le eran familiares las combinaciones y tras el encierro mundial, se estableció definitivamente en Solferino, un poblado vecino de la isla de Holbox en la parte continental, donde literalmente se convirtió en el sommelier de la selva, descubriendo sabores hasta lograr una bebida que rindiera homenaje al nombre del pueblo del que tomó su nombre: Solferino, y después regresó a Holbox donde empezó a vender sus primeras botellas y ahí se acuñó la frase que se convirtió en su mantra: ¿Quién va a querer probar un gin de un pueblo que nadie conoce?
¿Y por qué gin y no otra bebida?
“La elegí porque es el más versátil de los destilados; el ron debe saber a ron, lo mismo el vodka, pero el gin te deja jugar, darle tu propia huella, hacer tu propio legado, y nosotros hemos querido emplear la botánica del pueblo para darle un sabor auténtico. Cuando les comenté a los pobladores qué tenía planeado, me mostraron varias plantas con las que podría crear algo nuevo, a veces por su color, su aroma o sus propiedades, fue un constante descubrir que se fortaleció en 2022, cuando mandé a concurso nuestra ginebra y no logró ningún premio, pero el consejo que me dio el jurado fue lo mejor: usar raíces, ahí está la esencia, hace más suave al alcohol en garganta, y sí, las buscamos y probamos con varias hasta escoger la mejor. Del lote 46 que enviamos, al 47 que empezamos a producir, cambió el sabor para bien y así lo hemos mantenido. Este año volvimos a concursar en el World Gin Award en Londres donde el gin se ha vuelto más popular, a pesar de ser de origen holandés, y esta vez ganamos Medalla de Oro.
“El proceso de promoción y venta ha sido de manera orgánica, mantenemos el modo artesanal para que conserve su mismo sabor y calidad, poco a poco hemos empezado a llevarla fuera de Quintana Roo, gracias al gusto que ha tenido entre los barman y algunos empresarios que en su sabor aprecian el cariño con el que la hacemos Yeni Salazar y yo, ella es una pequeña y gran destiladora que me apoya en este trabajo.
La historia de Yeni…
“Ella es parte fundamental del proyecto, es nacida en Solferino, de profesión maestra, pero al no conseguir trabajo le pedí que me ayudara y su curiosidad la convirtió en experta, aprendió rápido los procesos. La mandamos a estudiar este arte a Guanajuato, con una doctora destiladora; tiene 25 años y en sus ojos veo la emoción, si por alguna razón yo no pudiera hacerme cargo de la destiladora, sin problema ella puede hacerlo”, apuntó.
El camino orgánico de promoción y venta…
“La primera plataforma en creer en nuestro producto fue Amazon, la incluyó en su stock y en dos días la recibes en tu casa sin problema, recientemente entramos también a Mercadolibre, con ambas apps tenemos cubierto México completo y aquí en Cancún la distribuye Livek Food Service, que ha sido un gran aliado comercial, así como BDM, a través de David Chan, que creyó en la marca desde un primer momento.
“Quiero mencionar a París Dagronetti, quien está en Cozumel y desde ahí se ha convertido en embajadora de la marca sin pedirme un centavo, incluso se tatuó el logo de Solferino y ese detalle es algo indescriptible.
“Actualmente tenemos distribución en Estados Unidos y el interior de México, sabemos que el proceso es largo pero cada esfuerzo nos estimula a tener más sueños por cumplir, haciendo pruebas con otros sabores para aprovechar la naturaleza del lugar y la experiencia que vamos acumulando es nuestro aliado.
“Aunque es un producto muy joven ya hemos sido invitados a la FOODEX JAPAN 2025, que es la feria internacional de alimentos y bebidas más importante de Asia, México tuvo un stand y Quintana Roo nos invitó a participar entre 11 marcas de Hecho en Quintana Roo.
“En Chicago también asistimos a otra feria y esa misma semana se empezó a distribuir en diversos bares y restaurantes. Actualmente ya tenemos exportación con todos ellos. En Francia está a punto de entrar, asimismo, en Canadá, Orlando en Florida”, sólo por mencionar algunos”.

De la mano del arte…
Además de producir gin de exportación, su destilería apoya el arte como galería. El maestro Roberto Pech Uc ha reunido niños y jóvenes para crear pinturas que ya han logrado exponer en el Palacio de Bellas Artes, incluso algunas obras fueron elegidas para ilustrar billetes de Lotería Nacional, es un orgullo enorme apoyar el talento. “Mi compromiso con el pueblo de Solferino es muy grande, por eso les cobramos la visita a la destilería en despensa para poderla llevar a quienes más la necesiten”, destacó.
“He dejado una persona al último: mi esposa Jeevyl Villa, para mencionarla con todo mi amor, ella ha sido fundamental en el desarrollo de esta historia, apoyándome en todo momento y ahora involucrada al 100 por ciento, dejando su trabajo: una hermosa cafetería, por el placer de reforzar este sueño. Estoy convencido que a su lado mi vida es mejor y para nuestro proyecto, lo es aún más”.