Quinto Elemento

Inicia la cuenta regresiva, a cinco años del 2030: ¿qué estamos haciendo por el planeta?

  • Biólogo Didier Cox Tamay
  •  @thediiderot

¿Alguna vez te has detenido, aunque sea por un instante, a imaginar cómo estará nuestro planeta dentro de 10 años? A escasos cinco años de alcanzar la Agenda 2030, ese año que se ha convertido en símbolo de esperanza y transformación global, la realidad comienza a inquietar. Apenas un 17% de avance se ha logrado en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aquellas metas que, más que buenas intenciones, son compromisos urgentes para resolver los grandes problemas sociales, culturales, económicos y ambientales que enfrentamos.

Reflexiono sobre esto a raíz de un foro de gestión de residuos al que asistí recientemente, organizado por la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente del Estado. Durante ese encuentro, entre ideas compartidas y cifras discutidas, una conclusión se repitió con insistencia: nos falta conciencia. Nuestra cultura de consumo y desecho sigue funcionando como si los recursos fueran infinitos, como si el futuro no nos concerniera.

Y mientras tanto, el tiempo avanza. En nuestro Estado, el principal relleno sanitario ha sobrepasado su capacidad de carga. Toneladas de desechos se acumulan sin tregua, generando lixiviados que, como veneno silencioso, amenazan nuestros cenotes y mantos acuíferos. ¿Cuántas generaciones más podrán beber agua limpia si seguimos contaminando nuestra principal fuente de vida? El problema ya no es invisible ni lejano: está bajo nuestros pies, filtrándose lentamente hacia lo más profundo.

¿De verdad comprendemos la gravedad de esta crisis? ¿Entendemos que no sólo está en juego el bienestar del planeta, sino también la vida de nuestras futuras generaciones? Nuestros hijos, nuestros nietos, nuestras familias… todos ellos heredarán el mundo que hoy construimos o descuidamos. Es tiempo de asumir la responsabilidad que nos corresponde. La gestión adecuada de residuos no es una tarea exclusiva de gobiernos o empresas; es una labor diaria que empieza en nuestros hogares. Desde usar eficientemente la energía hasta reducir el uso de plásticos de un sólo uso, cada pequeña acción cuenta. Sin embargo, seguimos impulsando un modelo de consumo desmedido que devora recursos y deja huellas irreparables.

A pesar de este escenario desafiante, también hay señales alentadoras. Cada vez más empresas comienzan a adoptar prácticas sostenibles, no sólo como una estrategia de marketing, sino como un verdadero compromiso con el entorno. Se diseñan productos pensando en su ciclo de vida completo, desde su fabricación hasta su disposición final, procurando reducir el impacto ambiental y fomentar la economía circular.

Frente a esta realidad, cabe preguntarse: ¿qué estamos haciendo nosotros como individuos? ¿Cómo estamos contribuyendo o dejando de contribuir a la protección del planeta? No se trata de cambiar el mundo de la noche a la mañana, pero sí de dar pasos firmes y conscientes que, sumados, generen una transformación significativa. 

El tiempo apremia. El 2030 ya no es una meta lejana. Nos encontramos en una encrucijada histórica en la que cada decisión, cada hábito, cada omisión, define el legado que dejaremos. Aún estamos a tiempo de corregir el rumbo, pero sólo si empezamos hoy. 

Mostrar más
Back to top button