Cancunenses por el mundo
Asombrosa, y no podía ser de otra forma, es la suntuosa casona donde actualmente residen ANAMARI IRABIÉN y LUIS NOVELO en San Miguel de Allende, Guanajuato, y donde estuvimos hace un par de semanas. Su cambio de código postal los tiene fascinados, aun en la nostalgia que les amerita su terruño cancunense donde se afincaron por cuatro décadas, y donde fueron grandes protagonistas de la escena social y hotelera. De esa antiquísima casona, que fuese La casa del diezmo del ahora llamado Pueblo Mágico, conservan su nombre. Y no sólo eso, ahí han ubicado además de sus aposentos, un feudo gastronómico que honra a su madre tierra, Yucatán. Con apenas un año de operaciones, su rincón culinario ya goza de adeptos, y no sólo turistas sino lugareños, incluyendo restauranteros, y ya aparecen en la lista de la afamada guía de recomendación Trip Advisor, con excelentes calificaciones. Ya han sido muchos de los entrañables amigos que han dejado este paraíso quienes los han visitado para dar fe de su aventura.
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La integración de ANAMARI y LUIS a la esfera social sanmiguelense se podría pensar inmediata. Ambos se sienten como peces en el agua y en su mejor hábitat. Sin embargo, ha sido gradual. Les anteceden un puñado de años frecuentando la también llamada Ciudad más bonita de México, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 2008, y con éstos un puñado de nuevos personajes a quienes han incluido en sus agendas. ANAMARI ya forma parte del grupo de Damas Hoteleras, y es habitué de las fiestas más exclusivas. LUIS se ha incorporado al club de Tobi más selecto, con una modesta membresía de 70 empoderados hombres de esa tierra (y un regiomontano).
Recién los tuvimos en días pasados. Vinieron a depositar las cenizas de la entrañable TITA a la Iglesia de Cristo Resucitado, donde yacen las cenizas de su adorado TITO. En esta nueva oportunidad, ANAMARI y LUIS dejaron de manifiesto su liderazgo social aún a la distancia…
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La otrora restaurantera LEDA GAMBOA, junto con su inseparable socia y alma gemela, PITA, cambian de código postal al Valle de Guadalupe, en Ensenada, donde tienen grandes proyectos. Era de esperarse de una de las más audaces promotoras del vino en la latitud 21.
LEDA y PITA dejan el Pueblo Mágico de Bacalar -suponemos que les quedó chiquito-, pero ya dotado de un hotelito de apenas cinco llaves, y deciden aventurarse a la próspera tierra de la vid, donde intentarán hacer su propio caldo. No están solas. Se han hecho de nombre y amigos a través de su extrañable y desaparecido feudo El Rincón del Vino, que les dio oportunidad de adentrarse al mundo vitivinícola. De entrada ALEX ACEVEDO, quien fuese socio y cómplice, se encuentra afincado en el Valle, desde donde ha sacado sus primeros vinos bajo la rúbrica Labios Rojos, y es quien les ha animado a emprender la travesía.
Allá LEDA Y PITA se encontrarán al cozumeleño GUSTAVO ORTEGA JOAQUÍN, quien renunció tajante a la política para entregarse en cuerpo y alma a su pasión vinícola y a la hotelería. Como adelantamos hace algunos meses, GUSTAVO sacó una colección de vinos, bajo la firma Cielo y algunas Constelaciones, con los cuales ha conseguido ya importantes premios en un santiamén. En su finca ha creado un restaurante y un hotel boutique para hospedar y servir a cuerpo de reyes a los hedonistas fanáticos del vino y de la buena mesa.Puedo apostar. El Valle de Guadalupe resultará el nuevo terruño de una importante colonia de cancaneases en busca de una nueva aventura… Voilá!
[mariana]