D
esde esta semana, el hoyo 14 del campo
de golf Pok Ta Pok tiene un nuevo significa-
do para quienes conocimos a la encanta-
dora
Anita Ruiz,
ya que una parte de ella
se quedó entre nosotros esparcida alrededor y la otra
en el mar, su paisaje favorito. Pero definitivamente lo
mejor de ella permanecerá por siempre en nuestra
mente y en nuestros corazones. La mañana del 31
de diciembre, al filo de las 10:48, su cuerpo perdió la
batalla contra el cáncer, agotando
así todas las esperanzas médicas para
retenerla entre nosotros, finalmente se
impuso su verdadero deseo: ascender
a un campo verde donde pudiera ju-
gar golf sin límitede tiempo, disfrutando
así del espacio abierto contemplando
el paso de las aves. Con la ausencia
de
Anita,
el cuarteto de las alegres co-
madres, conformado por
Elena Llanes,
Elena
la Güera
Lehman, Anita Ruiz e
Hilda Navarro,
se convierte ahora en
una tercia, dejando un hueco impo-
sible de llenar porque no se trata de
una simple amiga, ellas fueron cuatro
hermanas que lo mismo disfrutaron
que padecieron los avatares que les
puso a cada una la vida, encontrando
apoyo, consuelo y solidaridad, pero so-
bre todo afecto, que perduró por más
de 40 años. Madrileña de nacimiento,
Anita
siempre se sintió más mexicana
que el mole y las mismas tortillas, ama-
baMéxico como nadie, y la razón está
de más: le dio un marido ejemplar y
unos hijos maravillosos que nunca la
olvidarán.
Anita
fueesposade
MarcoAntonioMu-
ñoz Turnbull,
xalapeño de nacimiento
y gobernador del estado de Veracruz
del 1 de diciembre de 1950 al 30 de
noviembre de 1956. Sin vanagloriarse
mucho de los logros de su cónyuge,
Anita
siempre se refirió a él como un
hombre extraordinario, pero hasta su
partida sus hijos comentaron el orgullo
y admiración que siempre le tuvo a su
esposo, por esa huella de honestidad
y comprensión que él supo dejar en
quienes amamos la equidad y la jus-
ticia. Pronunciar su nombre es hablar
del gobernante que pensó en el pa-
trimonio del trabajador al servicio del
estado, que dejó energías y gran parte
de su vida en el servicio a la comuni-
dad con esa entrega de quien sabe
cumplir con su deber. Fundó el Instituto
de Pensiones del estado, y decía que
fue un acto de estricta justicia para
quienes aportaron su esfuerzo y conocimientos como
parte importante en el engrane que mueve el motor
del acelerado engrandecimiento de este gran es-
tado que se llama Veracruz. Los servicios fúnebres se
atrasaron unos días, ya que cada 3 de enero desde
2001
su esposo es homenajeado en Veracruz y a di-
cho acto tuvieron que asistir sus hijos, y posteriormente
despidieron a su madre. Sus dolientes vivieron un
momento indescriptible al momento de esparcir sus
cenizas en el campo de golf, ya que sobrevoló una
parvada de pelícanos formando una “V”, que todos
interpretaron como una “A”, en señal de despedida
de
Anita,
ya que todas las plumas que se encontraba
en el campo siempre se las ponía en su sombrero y or-
gullosa las presumía.
Anita
pertenece ahora al cielo,
y seguramente se fue esa misma tarde en medio de
ese hermoso cortejo que le dio la bienvenida hasta
llevarla a ese lugar, desde donde continuará nueva
vida hasta la eternidad.
Elena Llanes, Elena
la Güera
Lehman, Anita Ruiz,
Hilda Navarro, las cuatro alegres comadres.
¡
H
ASTA
SIEMPRE
A
NITA
!
Esteban Torres
C
OMO PEZ EN EL AGUA
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