Le Flâneur

¡VIVA MÉXICO!

  • Por Isabel Rosas Martín Del Campo
  • @Arq.IsabelRosas
  • Isabel.Rosas.arquitectas.consultoras@outlook.com

¡Viva México! Se grita y se canta cada año para celebrar nuestra querida independencia de los españoles. De ésta forma el afamado grito de Dolores hizo su eco. Y comenzó una historia nueva para un país que, quizá, nunca estuvo preparado para entender aquello que esos libertarios, Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende o José María Morelos y Pavón defendieron por todos nosotros. 

Había surgido, en principio, un mestizaje, poco reconocido por el mexicano que todavía piensa que es indígena y que en su sangre lleva pureza mexica. O, el que siente que su linaje es de alcurnia española. 

Cuánta contradicción sigue existiendo para un México que no termina de definir su original mezcla biológica pero también socio histórica. Somos mestizos; unos güeros de ojo azul, trigueños de ojo verde o morenos de ojos rasgados.

Somos un abanico de diversidades y etnias mestizas que gritan cada año la celebración de una libertad que está encadenada y presa tras las rejas de un atrayente país vecino que pretende, desde hace años, alejarnos con un muro mientras los de aquí consumimos hasta el cansancio todo lo que ellos son: Idioma, modas, estilos, hasta enfermedades.

Se halaga a una mujer de Oaxaca que tuvo que salir en una película haciendo el papel que es el común denominador de casi todas las indígenas que pretenden dejar de serlo alentadas por la telenovela mexicana que les promete encontrar al acaudalado príncipe azul que se detiene a mirar abajo para encontrar así un amor original y sencillo. Cuando en vez de ello pagamos viajes a donde el indígena está condenado a servirnos para un turismo que los mira como una especie de pasado detenido y donde el mexicano cosmopolita le consume su artesanía tal cual si fuese un extranjero en su propio país y el indígena un ser extraño. 

Somos presos de nuestra libertad ansiada mientras sigamos pensando que nuestro mestizaje es digno de vergüenza. 

La historia de cada pueblo es el resultado de conquistas diarias. Batallas día a día enajenadas al consumismo agotador que nos mantiene en vilo pendientes de todos aquellos seres “extraordinarios” (la mayoría irónicamente españoles) que son rodeados de seguidores que miran en ellos cualquier cantidad de valores que logran poderosamente el nacimiento diario de nuevos mestizajes universales cuya idiosincrasia ya perdió identidades y referencias regionales. Somos una raza ultramoderna universalmente híbrida que, paradójicamente, jamás encontrará el reconocimiento del extranjero occidental o sajón al cual nos encantaría parecer. ¡Viva México! Aunque muchos mexicanos sigan sin saber qué se celebra cada 16 de septiembre y quienes son en realidad los héroes de la patria.

Entre tanto que se sirva pozole, tamales, tortas ahogadas, que se lancen los cohetes y a disfrazarse de Adelitas y caudillos que, al fin y al cabo “¿No somos Mestizos?”  ¡Felices fiestas patrias, mexicanos!

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